Una silueta familiar

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «No matarás» (1988), de Krzysztof Kieślowski.

Un marco social ideado por el humano debería poseer el estatus que merece en el inconsciente colectivo como lo que es, una de las obras sociales de carácter inmaterial más complejas que se hayan hecho y que, curiosamente, está en constante mutación dado que los artífices y participantes están a su vez en constante cambio. Asimismo, cabe preguntarse si un sistema corrupto que incentiva el surgimiento de más entes corruptos será juzgado con la misma calidad y apremio con el que él juzga a sus creaciones. Después de todo, estos homúnculos son víctimas
y no delincuentes, ¿cierto?

Un invierno, una primavera

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «No amarás» (1990), de Krzysztof Kieślowski.

Comenzar a filosofar sobre las concepciones del bien y del mal; de lo correcto o incorrecto; incluso algo menos determinante como lo aceptado o tolerable, es sin lugar a duda algo necesario, puesto que los paradigmas van mutando, evolucionando o involucionando con el girar del segundero. Sin embargo, tales pensamientos se dan, por lo general, en ambientes específicos y poco conectados con la realidad. Ese tipo de filosofía, en un ambiente impropio, no es más que poesía.

Vivir sin esperanza en el deseo

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «El Infierno» (1911), de Giuseppe di Liguoro, Francesco Bertolini y Adolfo Padovan.

Las imágenes, formas y nombres son algo que, con un poco de trabajo, podemos olvidar, subvertir o simplemente obviar. Lo importante es la sustancia independiente de su rostro. Ante aquello, hablar de un lugar donde las calamidades existen y la lógica se invierte a medida que la imaginación divina se vuelve más inestable, en el cotidiano podría parecer exagerado o incluso innecesario, sin embargo, no hace falta darse cuenta, en el peor de los momentos y con el temple angustiado, que justamente es en el diario vivir donde reside tal lugar, carente de calidez celestial e importancia universal.

Como una copa negra que bebían temblando

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «Inferno» (1980), de Dario Argento.

Por una invención caprichosa ella dio origen al tiempo, dado que, sin éste, no posee la habilidad de tocarnos. Independientemente de si queremos o no ser alcanzados, no reside en nosotros el resultado final de dicho capricho. Puede ser horrible, doloroso o, por el contrario, hasta tranquilizador. Eso no quita que pueda ser espectacular.

Un espejo opaco

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «No tomarás el nombre de Dios en vano» (1990), de Krzysztof Kieślowski.

Pensar en la realidad y cómo ésta es de una manera concreta es un despropósito. No porque existan tantas realidades como seres en el mundo, sino porque su percepción está en constante mutación. De esa manera, es pertinente cuestionar la construcción que hemos hecho de ella, cómo la entendemos y cómo la afrontamos. Sin embargo, más importante aun es cuestionarnos en qué medida nuestra construcción como personas, entes sociales, nuestra reacción y apreciación para con los distintos acontecimientos, es tan precisa y fiel a la realidad concreta, y qué tanto de nosotros responde a un complejo, y no tan complejo, entramado de mentiras, medias verdades o verdades mal entendidas.

Tendremos un problema aquí

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «Amarás a Dios sobre todas las cosas» (1989), de Krzysztof Kieślowski.

Comúnmente “esperanza” y “fe” son conceptos que se asocian a lo mismo y se utilizan como sinónimos. Ambos conceptos son humanos, sin embargo, contraria a la fe, la esperanza no distingue. Hay quien mantiene que, a mayor imperfección, mayor humanidad, pero eso solo reduce al ser humano a algo que no tiene una muy buena relación y, hasta puede decirse que cierta alergia, a la materia gris. La esperanza por lo general se aferra mucho más con uñas y dientes, ahora bien, la fe aparece cuando el miedo se vuelve protagonista y las convicciones ya no son pétreas.

Contra nada

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «Bestiario del ruido» (2022), de Susana Díaz.

Bestiario del Ruido, estrenada en 2022 inicialmente como una serie televisiva, dirigida por Susana Díaz, aborda a través de nueve capítulos el móvil y la filosofía de distintos artistas musicales en la esfera industrial independiente, una muestra y un rescate de artistas ajenos, en cierta medida indefinibles y desconocidos para la epidermis social,
pero determinantes para sus respectivas escenas. Un acercamiento personal e íntimo del cómo hacer música.

Estoy con los horribles

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «Dulce Patria» (1984), de Andrés Racz.

Dulce Patria, de 1984, producida y dirigida por Juan-Andrés Racz muestra, muestra, a once años del golpe de estado, las distintas realidades y paradigmas instaurados por la dictadura a través de material de archivo, testimonios y entrevistas, dando cuenta de la represión por parte del régimen, las movilizaciones sociales y una población al límite, a punto del colapso emocional, mental y social.

¿Laxo?

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «Fiebre» (1971) de Armando Bó

Es muy curioso tener como punto de partida en los créditos unas palabras del realizador hacia la figura de dios, al remitirse a él e intentar acercársele desde el acto y el sentimiento. Es ahí cuando se hace esa diferencia entre el sexo y el amor, diferencia que es completamente necesaria pero que pudo abordarse mucho más, ya que la película se basa en sobreexplotar el primero y entablar muy poca relación con el segundo.

Primero, en primer lugar y principalmente, los principios

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre Vamos a matar, compañeros!» (1970) de Sergio Corbucci

Día a día tenemos que tomar decisiones. Se nos pone a prueba constantemente ante una cosa o la otra y actuamos siempre, aunque sea en última instancia, a favor de nuestra conveniencia dado que toda relación, en todo orden de cosas, es para satisfacer y complacer nuestras necesidades. “Dignidad, siempre dignidad”, decía Don Lockwood, y sabemos que para conservarla no necesitamos más que voluntad, y ahí está el verdadero reto. El problema radica cuando la voluntad se mezcla con el orgullo, dando como resultado la estupidez, la más satisfactoria, impoluta y sempiterna de todas, pero estupidez, a fin de cuentas.