Gritos de eras pasadas

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié

Basada en la novela homónima de Ryu Murakami y dirigida por Takashi Miike, Audition (Ōdishon) cuenta la historia de Shigeharu Aoyama, un padre de familia que luego de siete años de la muerte de su esposa, responde a la sugerencia de su hijo de volver a casarse. Para esto, su amigo Yasuhisa Yoshikawa, quien ejerce como director y productor cinematográfico, le propone hacer una audición falsa para una película con el objetivo oculto de encontrarle una candidata. Aoyama se verá obsesionado por Yamazari Asami, una mujer que aparenta ser extremadamente atractiva, elegante y sumisa, pero que, bajo ese bello desplante, oculta un pasado asesino el cual convertirá, no solo la vida del protagonista, sino la de otros hombres en un pandemonio.

La cinta afortunadamente posee un tono que dista mucho del terror convencional y/o comercial, y dialoga así muy bien con dramas conocidos del género seinen, instalando sutilmente el horror a lo largo de la trama en numerosas ocasiones, construyendo una atmosfera densa e incómoda. El ritmo es pausado incluso en los momentos más tensos, con planos sostenidos con poco o nulo movimiento de cámara, sin embargo, no se duda en cambiar drásticamente el código al emplear elegantes y evidentes cámaras en mano junto con planos en primera persona para ilustrar distintos puntos de vista. Igualmente, y para potenciar lo anterior, una banda sonora brillantemente trabajada ofrece distintos silencios, diálogos en bajos niveles audibles y distintas melodías apacibles incluso en las
escenas más viscerales.

Delicadamente la personalidad de Aoyama se expone durante el inicio de la cinta. Ante la muerte de su esposa no se dibuja nada más que una leve expresión de preocupación en su rostro, luego, pescando con su hijo Shigehiko, Aoyama expresa su interés por el romanticismo el cual contrasta con el inexistente amor que dice buscar. Esta confusión repercute negativamente en su desenlace y, a su vez, en su hijo, ya que de igual manera que se le ve pescando una gran cantidad de peces pequeños, este se dedica a entablar relaciones de carácter carnal con jóvenes manipulables, aprovechándose de ellas para luego desecharlas.

En la historia se desarrolla el conflicto de la sociedad japonesa y su miedo a la soledad. Un miedo tan humano y poderoso que lleva al protagonista a acostarse con una de sus trabajadoras, quien tristemente intenta llamar su atención en reiteradas ocasiones. Debido a su falta de coraje para cortar relación a través del diálogo, Aoyama prefiere optar por la fría indiferencia, lo que termina por engendrar abandono y autodestrucción. En ciertas ocasiones se habla de cómo las personas tristes son las que terminan por funcionar en la sociedad y, dolorosamente, es ese pensamiento el que ocasiona distintas y numerosas víctimas las cuales solo terminan por
reproducir y contener un resentimiento desolador.

Luego de sufrir una vida de abusos por distintos hombres y escuchar el programa creado por el mismo Yoshikawa, Heroína del mañana, Asami desarrolla una faceta distorsionada de justicia que se complementa con la desviada visión del protagonista hacia el amor. Así, la primera asesina y tortura a distintos hombres a quienes odia por considerar que se aprovechan de las mujeres con el único fin de conseguir sexo, conclusión hasta cierto punto acertada con casos como su padrastro quien pese a estar incapacitado físicamente, abusaba de ella hasta llegar al maltrato corporal, y el segundo mantiene una serie de actitudes, las que produce y reproduce en su hijo, completamente cuestionables y acertadas con el pensamiento de Asami, lo que nos lleva a poner en duda hasta la naturaleza de su anterior matrimonio.

A pesar de todo lo anterior, la cinta finaliza con un mensaje esperanzador y agridulce exclamado por ambas voces principales. El tratamiento de un tópico tan terrenal como la soledad, propio de otros géneros cinematográficos, así como el daño producido por las relaciones afectivas fallidas, convierten a Audition en una película hermosa y digna de ser observada. Si bien, trabaja excepcionalmente la incomodidad propia del género del horror, también sabe convertir un angustiante grito de ayuda en una cálida palmada en la espalda, sensación que pese a ser pasajera y conflictiva, es necesaria en los momentos más delicados, reparadora en la aceptación y reconfortante en el apogeo emocional.


Texto reeditado del original, publicado en la revista de cine Planonueve en noviembre de 2020, publicación perdida.

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