¿Laxo?

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié

Fiebre, estrenada en 1971, dirigida y escrita por Armando Bo, toma como protagonista a Sandra, interpretada por Isabel Sarli (famosa vedette, actriz y modelo), hacendada dueña de caballos de carrera, dentro de los cuales se encuentra Fiebre, su protegido. Sandra manifiesta un cariño atípico hacia el equino, del cual se da cuenta su apoderado Roberto quien siente atracción hacia ella. El cariño de Sandra hacia Fiebre posteriormente se devela como atracción sexual dado que en él encuentra un paralelismo a su antiguo amante y pareja, José María, interpretado por el mismo Armando Bo. Ambos se conocieron a espaldas del esposo de Sandra, terrateniente dueño de los suelos que trabajaba José María, quien luego de enterarse de la infidelidad de su esposa, termina suicidándose entre sus caballos. Posteriormente y luego de que José María también falleciese, producto de un infarto, Sandra termina por desatar su placer entre el recuerdo de su amante y las proyecciones que tiene con Fiebre.

Hay que notar que, en esencia, la simpleza técnica no es algo que determina la apreciación de un producto, sea este imperfecto o no. El problema es cuando esa simpleza se traduce en deficiencia técnica, no solo en el no empleo de los recursos, sino en la ignorancia o el poco manejo al momento de utilizarlos adecuadamente. Fiebre, la película, es parte del segundo grupo dado que, si bien, juega de buena manera con la simpleza del fundido encadenado potenciando así elementos de la trama, esto se diluye en su reiteración excesiva y su poca evolución/variación. Otros elementos que se pueden notar dentro de las primeras secuencias son pequeños problemas con los diálogos, donde se trabajaron con poca prolijidad, afectando y sacrificando finalmente secciones de montaje con tal de suplir y disimular lo anterior.

Pese a lo dicho anteriormente, es muy curioso tener como punto de partida en los créditos unas palabras del realizador hacia la figura de dios, al remitirse a él e intentar acercársele desde el acto y el sentimiento. Es ahí cuando se hace esa diferencia entre el sexo y el amor, diferencia que es completamente necesaria pero que pudo abordarse mucho más, ya que la película se basa en sobreexplotar el primero y entablar muy poca relación con el segundo.

La misma protagonista de buena manera hace una diferencia entre ambos conceptos, sexo y amor, como dos entes separados, pero que pueden confluir en el mismo punto. Así, luego de terminar su matrimonio por el amor de José maría, entablando una relación a base de sexo, y sufrir a causa de su prematura pérdida, Sandra se refugia en su caballo Fiebre, declamando que “sin amor, se agoniza”. Es ahí cuando se puede ver el verdadero compromiso de la protagonista, dado que, durante la película vuelve a tener encuentros sexuales con distintos hombres, sabiendo que no le significan nada más que eso. No así con Fiebre, a quien luego de venderlo, decide acompañarlo a Estados Unidos, para estar con él y seguir viéndolo.

Si bien podemos especular sobre las razones que llevaron a censurar esta película en su época, tales como las escenas de sexo, drogas e infidelidad, es pertinente saber que, terminando el pasado siglo, esta cinta se siguió viendo públicamente. Hoy, pese a las razones ya dadas, se suele caer en la confusión de ligar a la cinta con la obvia parafilia y no a la resonancia que hace del cuerpo humano, su ideal de fuerza, resistencia o superioridad corporal, tal como George Orwell hizo con su personaje Boxer en el año 1945.

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