Un pequeño adiós

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «El vagabundo de Tokio» (1966), de Seijun Suzuki.

Tôkyô nagaremono (Tokyo Drifter – El Vagabundo de Tokio), de 1966, dirigida por Seijun Suzuki, narra el trágico andar de Tetsu, un hombre alejado ya del mundo delictual quien intenta seguir el camino de su antiguo jefe -ahora su amigo y con quien tiene una cercana relación casi de padre e hijo- ambos en busca de la redención y aspirando a tener una vida reformada. Al ser aún hombres importantes y poseer enemigos, los cuales los mantienen dentro de sus objetivos, el círculo de Tetsu será materia de agresión, violencia y persecución, llevando al protagonista a embarcarse en un viaje de incontable matanza, cargado de honor, polvorientas lealtades y traiciones dolorosas, manchando así un camino sin retorno en donde el ajeno caminará cabizbajo.

Con insomnio y amnesia

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «El Rostro Ajeno» (1966), de Hiroshi Teshigahara.

Tanin no kao (El rostro ajeno), de 1966, dirigida por Hiroshi Teshigahara y escrita por el autor de la novela homónima Kôbô Abe, toma como protagonista a Okuyama, un hombre resuelto quien ha perdido su rostro debido a un accidente y, debido al trauma, se esconde detrás de unas imponentes vendas, aislándose voluntariamente del mundo que lo rodea, sumido en un inconmensurable mar de odio, impotencia y desprecio. Ante esto, Okuyama recurrirá a un psiquiatra, quien le propondrá la idea de someterse a un procedimiento experimental que conlleva la creación de una nueva cara artificial hiperrealista. Con su nueva máscara, el reciente impostor se debatirá los límites de la identidad y la soledad, mientras el mundo a su alrededor perderá progresivamente la equivalencia.

Puedo soportarlo

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «Lady Snowblood» (1973), de Toshiya Fujita.

¿Es justificable entonces que actos infames se cometan con otros debido a esta respuesta natural y evolutiva en nosotros? Ciertamente esa respuesta no importa. Las acciones mueven al mundo y desde luego la podredumbre del humano nos convierte en una causa perdida, sin embargo, lo que sí importa son las represalias que dichos actos puedan causar, y el fin con que se cometen, puesto que a veces, por más aborrecible que sea una respuesta, es necesaria para continuar.

Nutriendo el fetiche de los incapaces

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «El Rito del amor y la muerte» (1966), de Yukio Mishima, y «Hokusai» (1953), de Hiroshi Teshigahara.

Si nos dedicásemos a poner siempre en tensión el gusto y la belleza, nos terminaríamos dando cuenta que, pese a que en prácticamente la mayoría de las ocasiones se superponen, terminan por ser elementos distintos e independientes. Uno tiende siempre a ir mutando y responde a distintos factores como espaciotemporales y/o culturales. La otra es básicamente una especie de utopía existente pero difusa, puesto que en esencia es inalcanzable mientras se deja percibir mediante finos retazos de sensibilidad.

Gritos de eras pasadas

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «Audition» (1999), de Takashi Miike.

Basada en la novela homónima de Ryu Murakami y dirigida por Takashi Miike, Audition (Ōdishon) cuenta la historia de Shigeharu Aoyama, un padre de familia que luego de siete años de la muerte de su esposa, responde a la sugerencia de su hijo de volver a casarse. Para esto, su amigo Yasuhisa Yoshikawa, quien ejerce como director y productor cinematográfico, le propone hacer una audición falsa para una película con el objetivo oculto de encontrarle una candidata. Aoyama se verá obsesionado por Yamazari Asami, una mujer que aparenta ser extremadamente atractiva, elegante y sumisa, pero que, bajo ese bello desplante, oculta un pasado asesino el cual convertirá, no solo la vida del protagonista, sino la de otros hombres en un pandemonio.

El culto y el farsante

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «Tres Tristes Tigres» (1968), de Raul Ruiz.

“Negar y afirmar son atribuciones que la cinematografía reniega, así como esta no puede erigirse como una obra absoluta, atrapada y enclaustrada dentro de los límites que ella misma se ha establecido” instalarían ciertos artistas. Algunos se opondrían a tal sentencia. Otros dejarían la puerta abierta a ese debate puesto que se debería seguir pensando el cine. Y otros, en minoría, preferirían seguir con lo suyo y no escuchar la poesía de todos los anteriores, puesto que en el arte no existe algo cercano a un deber. Vale la pena extender tal incógnita a los públicos, sin embargo, quién sabe si tal reflexión emanada de aquellos será escuchada.

Con telarañas

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «Tierra Dorada» (1943), de Elio Roncagliolo.

Una historia simple y una trama efectiva se defienden correctamente con una puesta en escena en las mismas dimensiones, en una época en la que la comedia ranchera gozaba de su ocaso. El lenguaje visual es el que ya se dominaba en la época por distintos artistas y es el que se suele concebir en la actualidad, guardando efectivamente las proporciones respectivas, dadas las condiciones materiales y teóricas. Sin embargo, como material histórico, es gratificante apreciar cuadros vivos en donde se aprecia el cotidiano campestre de la época, abstraer dichas voces de la proyección y repensarlas como material sociológico y antropológico.

Hasta la siguiente sesión

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre parte de la obra de Germán Bobe.

En la última función del año, en el marco del ciclo La insurrección de los cuerpos sacros, la obra de Germán Bobe se hace presente. Llena de carga histórica y un aporte inmenso a la cultura popular, las obras revisadas en esta sesión transpiran, a través del ritmo y la penumbra, espacios, hasta la fecha de realización, poco explorados debido a la anomia cultural de la cual sus miembros eran partícipes debido a los ojos y cuerpos poco curtidos de las últimas víctimas del pasado siglo.

En el frío vacío, seguimos anhelando.

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «Espacio Desierto» (2022), de Yerko Ravlic.

Espacio desierto, de 2022, dirigida por Yerko Ravlic, cuenta la historia de Leonel Codoceo, un guardia de seguridad en Copiapó el cual, en su tiempo libre posee la misión de investigar el fenómeno OVNI, hacer contacto con seres de otro planeta, a la vez que intenta armar un grupo de personas para realizar la primera vigilia en los desiertos del norte de nuestro país, Atacama. Paralelamente, el protagonista aguarda la llegada de su exesposa, Sara Jara, la cual regresa a Chile desde Australia para volver a casarse con él.

Aquí aún, no lo dudes. Mañana también.

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié, sobre «El hombre que imaginaba» (1998), de Claudio Sapiaín.

Sin dudas y con el paso del tiempo existe mucho más pluralismo, pero lo que es cierto dado que no es inherente al privilegio, es que sin dejar de lado la real conmemoración y la transformación de aquella, es el hecho de glorificar las ansias de escape y la disconformidad ante lo dado, debido a que ese es el origen de los deseos y la materialización de los sueños, incluso de los que ya no están con nosotros en cuerpo, pero sí persisten a través de su legado y aporte a nuestro arte.