Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié
Cuando se piensa en un receptor, viéndolo desde la concepción más primitiva de un mensaje directo, se tiende a considerar en una única figura, dado que tal mensaje está dirigido y personalizado para el destinatario. La figura cambia cuando se idean obras cuyo oyente se transforma en plural. Desde ahí se deriva el tipo de público y los rasgos en común que sus integrantes puedan compartir. Sin embargo, es necesario subvertir dicho canon y más aún cuando se piensa en una obra colectiva, de la mano del círculo más cercano y diverso que uno puede poseer. Los amigos. Desde el génesis de una obra en base a amistades, el único público que importa es el mismo que lo está realizando. El cine se edificó en base a relaciones, y si éste se llega a hacer en solitario, entonces ¿para qué hacer cine?
En la última función del año, en el marco del ciclo La insurrección de los cuerpos sacros, la obra de Germán Bobe se hace presente. Llena de carga histórica y un aporte inmenso a la cultura popular, las obras revisadas en esta sesión transpiran, a través del ritmo y la penumbra, espacios, hasta la fecha de realización, poco explorados debido a la anomia cultural de la cual sus miembros eran partícipes debido a los ojos y cuerpos poco curtidos de las últimas víctimas del pasado siglo.
Sí bien, se sienten las obras conviviendo en un mismo complejo, cada una adquiere una autonomía especial al crear su propio mundo y rango de acción. Moizefala, la desdichada se erige como un relato lúdico y provocador, posee un montaje vivo e integrador, variedad de planos, muchas piezas musicales y distintos elementos visuales y sonoros que van rellenando el cuadro. Los videoclips, por el contrario, son bastante simples, sin dejar de lado su efectividad. En algunos, el montaje es mucho más pausado y los planos bastante sencillos, lo mismo con la iluminación, que pudiendo ser más dramática en algunos casos, sigue perteneciendo al lugar común comercial, sin querer ocultar su origen artificial. En He barrido el sol, el montaje es sencillo y pausado, la conformación del encuadre dialoga con los personajes que se desenvuelven bailando, a la vez que lo hace con los músicos. De la misma manera, el video no intenta ocultar la realización de set, ya que se hace intencionalmente notorio el juego y la utilización del croma (Chroma key), técnica totalmente utilizada de buena manera al finalizar el siglo pasado, con una iluminación uniforme y de relleno.
En Pájaros de fuego, la sencillez, desnudez y efectividad son las vías de realización, dado que, en un plano secuencia, con un personaje desvestido y una luz lateral dura, se da pie a la complementación efectiva de imagen y música dado que ambas, en una relación simbiótica, se complementan de buena manera sin desmerecer a la otra, mientras se le entrega al visitante un pase libre a la especulación.
Hijos de la tierra toma muchos elementos vistos en He barrido el sol, pero éstos los continúa intensificando. Tampoco se intenta ocultar la realización en estudio, pero si en el último la utilización de la pantalla verde y el fondo falso era la tónica, aquí se reemplaza por una escenografía sencilla y poco efectista, representando pasajes documentados como históricos y recogidos innumerables veces por distintas ramas del arte. Se explora la narrativa con destellos más dramáticos, cambios de vestuario, entrada y salida de personajes a cuadro, así como la utilización teatral de los mismos.
El sueño de la hora más oscura toma la intriga y el misterio de los trabajos mencionados con anterioridad, pero lo exacerba de tal manera, que éste se potencia en demasía con la estética y tonalidad experimental de la obra. Dentro de lo acotado que son sus elementos, cada uno de los mismos juega un papel fundamental dado que sin uno, los demás tienden a quedar en el aire.
Todo lo que necesitas en la vida es ignorancia y confianza, y tu éxito está asegurado, dado que, por lo visto, para hacer cine se necesitan amigos, dinero, y saber jugar con un público impresionable a través de, en ocasiones, la nula capacidad narrativa para elaborar un relato. Puesto que lo más importante no son los potenciales públicos, sino la dicha de realizar en conjunto algo que satisfaga al fuero interno. Los demás vendrán después. Y el que se quiere sumar lo hará. Por su parte, los desplazados ya encontrarán lo suyo.
Espero nos veamos en otro momento.