Que el concreto no destruya la ilusión.

Escrito por: Vicente González, Equipo Cineclub Sala Sazié

Hablar de una sumisión del movimiento, una inmovilidad total, simplemente es un despropósito, después de todo, el cero absoluto es inalcanzable. Lo intenso sucede cuando ese pensamiento pasa al plano del sentir. Cuando no solo el cuerpo, sino también la mente, siente en cada célula que no hay movimiento alguno o, en casos más extremos, aunque tal energía exista, resulta irrelevante, despreciable para la vida, dando como resultado que la misma vida adquiera tal connotación. Ante lo anterior, cabe preguntarse qué sucede con nosotros cuando los días pasan sin darnos cuenta, cuando vivimos sin la existencia de lo que pensábamos tener, de lo que queríamos alcanzar. Ante tal situación, es válido evaluar el no querer salir a escena o, mejor dicho, no querer seguir en escena. Es válido querer terminar con esta trama impuesta dadas las circunstancias, porque, y como dijo Val Kilmer, si abandonamos nuestras ilusiones, cuando no las tengamos, tal vez sigamos existiendo, pero habremos dejado de vivir.

Exotica, de 1994, dirigida y escrita por Atom Egoyan cuenta la historia de Francis, un auditor de hacienda, quien visita a Christina, una bailarina en el club nocturno homónimo a la cinta, la cual solía cuidar de su hija antes de que ésta fuera extrañamente asesinada. Paralelamente se presenta a Eric, el DJ y presentador del club, ex pareja de Christina, y a Thomas, el dueño de una tienda de animales exóticos quien posteriormente ayudará a Francis a recuperar parte de la calma que le fue arrebatada en su vida.

Tal como lo hizo años atrás del estreno de Exotica, el también director y guionista de The Adjuster, nuevamente y de manera aun más recalcada, nos sumerge en una historia que funciona y vive mucho más de su atmósfera que del desarrollo de la trama, potenciando la sensación de trance en el espectador con el ritmo lento, calmado, intensamente profundo, amenazante y misterioso, a la vez que seductor, de la mano de la música y el arte, el cual resalta silenciosamente por sobre lo demás en la puesta en escena, con una estética fría en lo físico, con una paleta orientada evidentemente hacia los verdes y celestes, rodeada de un halo de neblina que difumina la imagen y un grano presente y punzante, pero que a la vez, juega mucho con el contrapunto en las sensaciones al generar un ambiente caluroso y sudoroso, completamente incómodo, claustrofóbico y asqueroso, tal como lo hizo Barton Fink en 1991.

Así como algunos piensan y defienden la idea de que el cine no es un sistema cerrado, sino que la película no termina con la obra, dado que cada uno como espectador termina por generar “su película”, Exotica está dirigida a ese tipo de público, puesto que ésta abre posibles líneas narrativas y potencia un sinfín de interpretaciones al agregar y desechar personajes con tal de expandir y diversificar la trama, despistándonos con frases que, si bien cobran sentido con el paso del tiempo y mientras la cinta progresa, ésta opera con el arduo encargo de engañarnos, sembrando falsas pistas, convirtiéndose en un cine impredecible, que nos invita a equivocarnos, querer permanecer en la ilusión y, gracias a lo curioso de ese juego, revisarla muchas más veces para encontrarle nuevas respuestas e interpretaciones, independientemente de si se acercan un mísero centímetro a lo correcto.

Con lo anterior, es entendible que nuevamente ninguno de los personajes genere una empatía propia y demandada en el común de los casos, debido a que se encuentran estancados en su línea de progreso. Ninguno quiere avanzar y, en caso de hacerlo, no pueden. Pero ello resulta irónico en la relación con el espectador dado que, sí, buscamos empatía porque operamos desde la proyección, pero no queremos una representación en pantalla cercana a lo verídico, precisamente porque nos incomoda y nos impacta, y a la larga es difícil enfrentar una imagen que nos interpele ante la pérdida de nuestras ilusiones, más aún cuando sabemos que nada nos detiene en la decisión de terminar con la función.

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